Si siento rabia, dolor, soledad, amargura, impotencia.
Si en mi cara se refleja sensación de nostálgia, esperanza de recobrar lo que hemos perdido y hasta la idealización de la relación vivida y finalizada.
Si tengo sentimientos contrapuestos que me sumergen en una montaña rusa, que me impiden ver con claridad y en ocasiones seguir con mi vida cotidiana.
Si el mundo sigue girando y solo tengo pensamientos para ese ser que ya no pertenece a mi vida.
Si el remedio para acabar con el dolor se centra en enfrentar el fín de este amor. Si hay días en que me despierto como si nada hubiera ocurrido y momentos en los que siento que la vida no tiene sentido.
No me siento abandonada, ni estoy dolida, porque tú tampoco vives despreocupado del sufrimiento que ambos sentimos. Para nadie es fácil dar por concluída una relación porque no es el desamor lo que ha irrumpido en nuestras vidas, son las circunstancias, es el amor hacia los demás, es la bondad, es el corazón, es la triste y a la vez la alegre realidad de nuestras propias vidas, de nuestro propio camino, del sendero que decidimos trazarnos un día..un día de hace mucho tiempo.
Es la cobardía, el miedo a sentir, la sensación de culpabilidad lo que ha destruido nuestra relación, no nuestro amor, por que este amor estará latente y vivo hasta el resto de nuestros días.
Esto no es una emfermedad ni una depresión, es una circunstancia que superaremos unicamente pasando por ella. Analizar positivamente la pérdida no es simple, no es fácil, significa el desafío de sentir dolor, de adaptarnos a una nueva vida y de encontrarle sentido a seguir adelante, solos, pero adelante. Y a pesar de todo no existe una separación que no pueda traducirse en ganancia, madurez y crecimiento personal. Ahora vida mia tenemos que cerrar la puerta cuidadosamente, hacer un inventario de lo que fué la vida juntos y mantener el recuerdo de lo mejor que hemos vivido, de lo mejor que hemos pasado.
Tendremos que desconectar las emociones con suavidad porque para tener un presente feliz hemos de llevarnos bien con el pasado. Y lo más importante es y debemos recordarlo que antes de que un nuevo inquilino pueda mudarse a una casa, el propietario anterior tiene que cederle los derechos. Y Siempre, siempre estár seguros de que debemos dejar ese amor en libertad para que pueda encontrar su lugar, ese lugar que un día encontramos y por el destino se ha perdido para siempre. A pesar de todo esto puedo decir que este amor perdurará para siempre, porque ha sido especial, tan especial como tú.
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